jueves, 4 de septiembre de 2014

QUE LA FUERZA (BRUTA) ME ACOMPAÑE


Está infravalorada, la fuerza bruta.

Lo digo en serio. Los que carecemos e ella, somos los únicos que la valoramos. Ahora en el ranking de cualidades de una persona, ésta figura en último lugar. Ni siquiera se exige para buscar trabajo como obrero, albañil o agricultor. Y mucho menos se requiere en el ranking amoroso, al menos el oficial, el políticamente correcto. En las webs de contactos todo el mundo especifica lo listo, divertido y “normal” que es. Nadie cuenta si es capaz de pujar cuatro cajas de leche hasta casa o de desembalar un televisor de 65 pulgadas y colocarlo en su espacio en el salón sin que peligre su integridad.

Pero oye, después de una tarde en Ikea, y del subsiguiente traslado de tablones de tamaño insano por un parking atestado en un carrito indomable, y del traslado del  contenido del carrito al maletero del coche, cogiendo aire, metiendo tripa, un, dos, tres, arriba, un tablón, ay, que apenas cabe, maniobro, lo tuerzo, se me escurre, me aplasta el dedo gordo, alehop, otra vez, otro intento, y de que solo al cabo de media hora haya conseguido meter los tablones y me diga con desaliento, ahora solo me queda llevarlos a casa y desembarcarlos con más sudores y más pinchazos de espalda..., después de eso pienso ¡qué dulce sería tener los músculos del Increíble Hulk!

A los tíos, al menos a los de cierta capacidad física, les cuesta entenderlo. Pero pregunto, tú, que pesas más de 70 kilos y mides más de 1,75, te imaginas con cincuenta y pocos kilos y sin músculo pasando por ciertas situaciones como:
-Compra mensual en el súper.
-Renovación de mobiliario en Ikea.
-Corrimiento de electrodomésticos en el hogar.
-Levantamiento de carritos de niño en las escaleras del metro.
-Levantamiento de niños.
-Discusiones atropelladas con taxistas, cajeros, dependientes, funcionarios, policías y bordes en general (que ante la masa muscular se arredran).
-Colocación de equipaje en cabinas de avión.
-Arrastre y puja del equipamiento infantil para un día de playa.
-Levantamiento de cuerpos en un arranque de frenesí sexual.
-Giro y volteo del colchón para su aireo.
-Ñapas caseras varias.
-Y ya, entrando en el mundo agrícola-ganadero, la lista es demasiado larga para especificarla (ayudar a parir a una vaca, traslado de pacas, cavado de viñas, etc).

Que, ¿te imaginas?
A que no.
Por eso a veces echo de menos la fuerza bruta. La mía. O en su defecto la de un hombre (o mujer, en eso no discrimino) cerca.


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